El escote y el cuello son los grandes olvidados por la generalidad en el momento de cuidarnos. Cuando nos aplicamos nuestra rutina diaria debemos entender como una unidad estética el rostro, el cuello y el escote, ya que si no con el paso del tiempo estos últimos terminan revelando nuestra verdadera edad.
Son dos zonas del cuerpo donde la piel es muy frágil, más fina y delicada, y acusan más el paso del tiempo.
Con el transcurso del tiempo y a la exposición solar durante años, cuello y escote son unas de las zonas del cuerpo que se afecta con más frecuencia.
Entre las principales condiciones que encontramos tenemos los léntigos solares o “manchas de la edad”, los anillos de Venus (arruguillas horizontales en forma de collares), líneas verticales o cuello de gallo, telangiectasias o puntos rubí, hipopigmentaciones (manchas blanquecinas), el doble mentón o papada y las arrugas finas, y la flacidez de la piel del cuello, que le confieren un aspecto envejecido a la piel.
En la actualidad existen varios tratamientos no invasivos rejuvenecer globalmente el cuello y escote, consiguiendo devolver a la piel un aspecto más joven y natural. Se trata de la combinación de diferentes tratamientos para los distintos aspectos del envejecimiento del escote y cuello, dentro de los cuales se incluyen: IPL-SHR OPT, HIFU, Microneedeling, peelings químicos, Botox, infiltración de ácido hialurónico.
Al tratar la piel dañada del cuello y escote, conseguimos una mejora de las arrugas finas, luminosidad, homogeneidad del aspecto de la piel y discreto aclaramiento de manchas. Además, tiene un efecto preventivo, evitando la aparición de posibles lesiones sobre la piel que aún no han aflorado.

El plan anti edad más efectivo
Para evitar el envejecimiento prematuro y mantener la piel de esta zona joven y cuidada, la cosmética es tu gran compañera. Con estos cuidados específicos reducirás la aparición de manchas, arrugas, flacidez… que son los signos más habituales. Sigue los pasos de nuestro plan antiaging y conseguirás, con unos minutos al día, devolver el aspecto firme y luminoso a estas zonas y enlentecer el envejecimiento de esta zona.
Primero: exfoliación
La piel del cuello y escote necesita, igual que la del rostro, una limpieza en profundidad. Para ello se aconseja realizar una exfoliación una vez a la semana. Puedes hacerla con una manopla o directamente con la mano. Empieza detrás de las orejas y desciende hasta el escote realizando movimientos circulares suaves. Así también estimularás la mircrocirculación y la regeneración celular.
Segundo: hidratación
Aplícate crema hidratante en estas zonas cada mañana después de la ducha. Con la hidratación ayudarás a retener el agua en la piel de cuello y escote, que es más fina y tiene menos glándulas sebáceas. Y por la noche, una crema nutritiva. Para reforzar el poder hidratante, ponte una mascarilla hidratante una vez a la semana. Las hay específicas para distintas zonas del cuerpo y rostro.
Tercero: protección solar
El fotoprotector es el mejor producto antiarrugas y también el que frena la aparición de manchas y flacidez. Ponte cada día al salir de casa un protector solar con SPF 15 o superior.
Cuidados específicos…
Además de estos tres pasos imprescindibles en tu rutina de belleza diaria, hay otros mimos específicos para cuidar otros ‘defectillos’.
Toma nota
Reduce el doble mentón. La grasa que se acumula bajo la barbilla también se puede reducir con ayuda de la cosmética. Utiliza cremas con cafeína y activos drenantes como la cola de caballo y la hiedra. Si tienes además descolgamientos, elige cremas que tengan activos tensores (proteínas de trigo) y reafirmantes (silicio y péptidos).
Trata los ‘anillos de Venus’. Son las arrugas horizontales que aparecen primero en el cuello. Luego aparecen las verticales. Se pueden tratar con la aplicación a diario de una crema anti-edad (nutritiva, con efecto lifting y reafirmante), tanto por la mañana como por la noche.
Difumina las manchas oscuras. Pueden aclararse con tratamientos estéticos (láser y peelings químicos) y también con cremas despigmentantes.
Mantén una buena postura. Evita agachar o ladear la cabeza al caminar, leer, hablar por teléfono… Los malos hábitos y posturas acaban influyendo directamente en el estado de la piel cuando es muy delicada.


